Análisis

5.Oct.2016 / 10:22 am / Haga un comentario

Anda del timbo al tambo, como dando pena, la pobre señora Tintori. De tanto pasear por el mundo parece una agencia de viajes, sin hojitas disponibles en el pasaporte. Viaja siempre con un plan preconcebido de generar lastima y recoger cobres entre lo más rancio y tenebroso de la extrema derecha mundial. Hundida en un mar de contradicciones, totalmente disociada, va enarbolando falsas banderas de gestora de Derechos Humanos, como si esto fuera una franquicia Tapa Amarilla o un título nobiliario. Tiene que justificar lo injustificable, defender a un asesino y terrorista. Por eso el griterío y las pataletas histéricas ante cualquier cámara de televisión, Periscope o en cuanto selfi se le atraviese.

Como se agota su paciencia y para nada le gusta tener que subordinarse a los plebeyos de la MUD, acaba de revelar sus verdaderas intenciones y nada más que frente a la gradería virulenta que hace autoexilio (o autoshopping) “sufridamente” en Miami. En estado de trance, se le chispotearon varias frases bien mortíferas para golpear, en primer lugar, al propio seno de la MUD, recriminándole a viva voz a la “Unidad que hablen claro que no nos oculten cosas. Yo como mujer le exijo a la Unidad que si nos van a convocar nos convoquen, pero que después no arruguen porque esto es lo que está pasando”. Luego hizo un mea culpa de que con las marchas, romerías, templetes y clases de aerobics organizadas por la MUD no se ha logrado tumbar raudamente al gobierno. Llena de frustración e impotencia señaló que “El primero de septiembre salimos millones y ¿Qué pasó? Nada”. Y finalmente se desahogó y desembuchó las verdaderas intenciones del partido de extrema derecha Voluntad Popular, que no es otra cosa que lograr la hecatombe del país, el apocalipsis. Dijo con furia: “Vamos al artículo 350 de la Constitución que es la desobediencia civil. No le tengamos miedo…”. Casi nada, puro verbo golpista, disociado y antidemócrata el que incuba el proyecto político de esta gente.

Pero hay que reconocer que la culpa no es de ella. Perdónenla. La culpa es del bajo, miserable y cobarde seudolíder del partido de extrema derecha Voluntad Popular. Este nefasto personaje dirigió personalísimamente el plan fascista y violento denominado La Salida. Luego de docenas de muertos, cientos de heridos y la violenta destrucción guarimbera en los municipios donde gobierna la derecha (San Cristóbal, Chacao, Sucre, etc.), en vez de asumir gallardamente su responsabilidad, se esconde tras las faldas de la catira. La verdad es que este señor es un asesino. Un fascista. Nada de política ni de ideología. Este señor no puede hilvanar correctamente un conjunto de ideas o como dice Joaquín Sabina es incapaz de “dibujar una O sin fumarse un canuto”. De su boca o de los voceros de su partido no brota, ni por casualidad, una sola idea positiva para el país.

Cuando se sienten olvidados en los medios o están abajo en las encuestas, se inventan un incidente para que la despistada opinión pública que apoya ciegamente a la derecha los mantenga presente en sus Trending Topics, como si viviéramos de facto en una “Twittercracia” (más decadente aún que el Homo Videns de Sartori). Es una gran campaña de marketing, todo está novelizado a su alrededor y olímpicamente se “omiten” los muertos y la destrucción de las guarimbas. Al monstruo de Ramo Verde lo pintan como una inocente monjita de las Carmelitas Descalzas. La realidad es que sus seguidores van detrás de un tenebroso fantasma, un agente del mal, al que solo la sifrina y los empleados bajo su nómina sacan del olvido. Nadie más en la MUD le tolera sus malcriadeces.

En todo caso, la ponzoña fratricida es la variable constante dentro de la MUD. Es más que evidente que la inmensa lista de errores, la falta de estrategia y de visión política, ha llevado al abismo a los incautos opositores. De estos errores se han aprovechado los “empantuflados” para darle a la piñata. Capriles es el que más palo ha llevado. Los sermones de Diego Arria y las críticas de la fauna de sabios guerreros de twitter, han cuestionado su autoridad y su credibilidad, dejándolo nuevamente solo en sus propuestas. Ahora lo acusan de vivir enajenado y de andar “disfrazado”.

En la gran piñata de la MUD cada quién golpea queriendo imponer a palos sus intereses. Grita más duro y patalea bastante (principalmente ante las cámaras) el sector que apuesta a la violencia, los que quieren “asumir el riesgo que sea para salir del régimen”. Estos son los que aúpan el terror y las salidas de fuerza. Tildan de “infructuoso” el diálogo, llamando traidores a todos los que se asomen. Así venga el Papa Francisco en persona, esta gente solo cree en la violencia y saboteará cualquier intento de diálogo que mantenga la paz.

Les toca a los llamados “demócratas” de la MUD contener a este poco de locos. Ellos aparentan querer mantenerse dentro de la Constitución Bolivariana. Esta cúpula de la derecha, embriagada de soberbia por los resultados electorales de diciembre 2015, sabe que metió la pata retrasando la solicitud de referendo (podían hacerlo desde el 2 de enero) y ahora buscan afanosamente los mecanismos y vericuetos para evitar otra vergonzosa debacle ante sus seguidores.

El debate está encendido. Queda la reflexión de que si las pantuflas, piñatas y demás trapitos al sol en el seno de la MUD forman parte una terapia de grupo. Esta autoflagelación requiere ayuda psiquiátrica urgente.

Richard Canan

Sociólogo

@richardcanan

 

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