Análisis

25.May.2019 / 03:22 pm / Haga un comentario

No hay nada como un sueño para crear el futuro escribió el francés Víctor Hugo en su novela Los Miserables. Y por eso es que tenemos que tejer nuestras propias esperanzas, nuestros deseos bonitos, para construir un mañana hecho a nuestra medida.

Sin embargo, al parecer a gran parte de la humanidad se le ha escamoteado ese derecho a definir, a cimentar su sueño de futuro, cubriendo su presente con una gruesa capa de injusticia, crueldad y violencia, para satisfacer las aspiraciones egoístas de pequeños pero poderosos sectores, capaces de lo que sea para mantener sus mal ganados privilegios.

Por eso, al hacer una revisión mental de los sucesos en los que hemos estado involucrados esta semana, sólo nos queda respirar profundo y sonreír. Estos días han estado signados por la esperanza y por los sueños de un futuro brillante.

Se abrió una nueva puerta al dialogo en Oslo, Noruega, donde después de un período previo de conversaciones compartimos con el Grupo Internacional de Contacto de la Unión Económica y el Grupo de Noruega. Una demostración tangible de que el mundo, así como nosotros, apostamos a la paz.

En medio de una crisis, y de amenazas cumplidas de bloqueos, secuestros y hasta robos, incluyendo posibles acciones bélicas contra el pueblo venezolano, hemos hecho un esfuerzo sin parangón para superar las dificultades, esto por varios años, sin desfallecer, para sentar las bases del mañana que queremos, pleno de justicia, equidad y paz.

Casi en paralelo, nos tocó recibir a los estudiantes de diferentes países, en el Congreso Latinoamericano y Caribeño de Estudiantes 2019, realizado en la plaza Bolívar-Chávez en el estado Vargas. Nos ha tocado entonces ver aquellos rostros provenientes de diferentes latitudes, sonriendo felices, mirando de cerca y escuchando testimonios de nuestros muchachos, quienes sin ambages hablan de los aciertos de una política de inclusión que comprende el derecho humano al estudio y la formación, para poner luego los conocimientos y las destrezas desarrolladas al servicio de los pueblos del planeta. Y de este manera hemos tenido la oportunidad de mostrarles cómo es posible que el Estado le dé a las mayorías educación hasta cuarto nivel sin costo para los cursantes, y con una calidad que envidian muchas naciones, incluso aquellas donde la educación es un negocio y no un derecho.

Finalmente, ya casi terminando la semana dejamos inaugurada la Feria Internacional del Libro Capítulo Miranda, allí en el Parque Francisco de Miranda. Y de nuevo la alegría en el rostro, en el brillo de los ojos, porque en millones de hojas se abren puertas al encuentro, a la comprensión de la vida, y al maravilloso conocimiento universal. Todo esto con el claro objetivo de garantizar la supervivencia de una patria lectora, comprometida, justa y bien informada. Una patria dispuesta a construir nuestras mejores páginas en la historia de la humanidad.

Y allí está el punto en común: todo lo que estamos haciendo apuntala ese sueño colectivo de una Venezuela en paz, hija del diálogo, de la aceptación de quien piensa diferente, de la colaboración para poder construir juntos pensando más allá del egoísmo, consciente de que cuando ponemos por delante el bien común, somos capaces de convivir y abrir nuevos caminos, senderos cubiertos de experiencias buenas, de tranquilidad y equilibrio.

Porque el compartir ópticas a veces divergentes nos ayudará a concebir espacios donde todos tengamos reconocimiento, respeto y podamos descubrir visiones conjuntas que de otra forma hubiésemos desechado. Ésos son vientos de esperanza.

También los traen las y los estudiantes, juventud de fuego, nuevas generaciones que vienen a beber de las aguas de un pueblo que sólo está dispuesto a triunfar. Llegaron para llevarse ese sabor en los labios, y esa idea de que otro mundo sí es posible.

Finalmente, a través de los libros, por intermedio de la creación literaria y los aportes de estudios filosóficos, históricos, sociales, científicos y culturales, en el parque que lleva por nombre el del precursor de la Patria, hombre de letras y de sueños, seguimos cargando nuestro espíritu con la esperanza de un mañana cada vez más luminoso.

Han sido días donde los sueños y las esperanzas han cruzado lazos, gritándole a los cuatro puntos cardinales que Venezuela no se rinde, siempre será fiel a los principios de justicia y equidad, y jamás traidora a los postulados del Comandante Chávez, ni a los esfuerzos del compañero presidente Nicolás Maduro, ni mucho menos a la constancia, la lucha y la decisión de un Pueblo, con mayúscula, que está decidido a ser libre y soberano.

 

 

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