Análisis

20.Abr.2023 / 11:01 am / Haga un comentario

Por Fernando Rivero
1.- Algunos Indicadores. Según el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD) 90% de los países registraron un deterioro del Índice de Deterioro Humano entre 2020-2021. El PNUD sostiene que 71 millones de personas cayeron en la pobreza en el segundo trimestre de 2022. La FAO indica que en el año 2022, 828 millones de personas en el mundo padecen la inseguridad alimentaria. Por su parte, hoy la economía de China tiene mayor crecimiento que la economía de EE.UU., la esperanza de vida iguala a la de Estados Unidos y toda su población tiene acceso a la electricidad, según el Informe de Prospectivas Económicas del Banco Mundial en 2022. Esto se inscribe en una tendencia de cuatro décadas con tasa anual media crecimiento mayor al 10% del PIB. Por su parte, el gobierno de China hizo oficial el anuncio en 2021 de la erradicación de la pobreza extrema. Sin dudas, la explicación del milagro económico-social chino pasa por el importante rol que el Partido Comunista de China (PCCH) juega en la sociedad china y adentrarse en la evolución del pensamiento marxista en ese país.

2.- El Marxismo en el PCCH. Desde el triunfo de la Revolución en 1949 liderada por Mao Tse-Tung, el pensamiento marxista tiene una preponderante influencia en China. Con la tesis de la Reforma y Apertura de Deng Xiaoping comienza la adaptación del marxismo a los retos particulares y cambiantes que enfrenta China. Se trata de un proceso de actualización con rasgo gradual y de experimentación para la transformación económico-social de China donde emergieron las Zonas Económicas Especiales (ZEE) como la locomotora del desarrollo de ese país asiático. Desde la creación de las ZEE en Shenzen y Zhuhai en 1979 hasta la de Hébei en 2017, las ZEE han aumentado la capacidad productiva de China, atraen inversiones extranjeras, son una importante plataforma de modernización, se han erigido en pivote de la competitividad y sirven para la expansión de su potencial a sectores especializados en tecnología. La Teoría de la Triple Representatividad Jiang Zeming y la Concepción Científica del Desarrollo Hu Jintao persistieron en la Reforma y Apertura al tiempo que desarrollaron aún más el acervo teórico del marxismo chino y con ello, adelantaron nuevos cambios en la sociedad china. Pero va a ser el XVIII Congreso del PCCH que marcará un nuevo e importante replanteamiento del marxismo en China.

3.- Socialismo con Peculiaridades China. La formulación teórico-política de Xi Jinping representa para el PCCH un Pensamiento orientado a construir una sociedad modestamente acomodada así como hacer de China un país socialista en el centenario de la Nueva China. Esto supone la adopción de los «Cuatro Principios Fundamentales», asumir «Un Centro y Dos Puntos Básicos» y la Modernización de China desde el enfoque de «Un todo Compuesto por Cinco Elementos». Por lo primero se entiende persistir en el camino socialista, persistir en la dictadura democrática popular, persistir en la dirección del PCCH, persistir en el marxismo–leninismo y el pensamiento de Mao Tse-Tung. En cuanto a lo segundo, el «Centro» es persistir en la construcción económica como tarea central y los «Dos Puntos Básicos: Persistir en Los Cuatros Principios Fundamentales, y en la Reforma y Apertura». Lo tercero es asumir que el Socialismo con Peculiaridades Chinas se compone de una construcción económica, política, social, cultural y una civilización ecológica. Tales formulaciones deben derivar en un cambio en el modelo económico-productivo, el paso de una economía basada en inversiones y exportaciones a una economía en el consumo, servicios e innovación científico-técnica. Esto supone el salto tecnológico en el marco de un modelo de desarrollo fundado en una relación armoniosa entre los seres humanos y la naturaleza. En el siglo XXI esto es la Modernización de China que se traza el PCCH en el marco de una Comunidad de Futuro Compartido. En otras palabras, el Pensamiento de XI Jinping conjuga las tradiciones culturales del pueblo chino, una evolución del pensamiento marxista y se conforma en un aporte teórico para enfrentar los desafíos que vive China actualmente.

4.- El Estilo de Dirección y de Trabajo del PCCH. La práctica como criterio de verdad, esbozado por Mao Tse-Tung en sus escritos, toma vitalidad y actualidad permanente en el trabajo diario del PCCH. Entrega, puntualidad, eficiencia, máxima organización, mística en las labores cotidianas, responsabilidad en el quehacer diario, conexión con los anhelos de las mayorías y la construcción permanente de ejemplos, son algunos elementos característicos del esfuerzo desarrollado por los comunistas chinos en función de resolver los problemas que preocupan a la gente. Para el PCCH no se trata simplemente de acoger tesis generales emanadas de los Congresos sino de promover la creatividad permanente de sus cuadros para adaptarlas a la realidad económica, social, cultural y política donde trabajan sus diversas estructuras organizativas. En este orden de ideas, su labor política parte de los estudios de prospectivas, una planificación rigurosa, una sabia formulación de su estrategia que les permite avizorar escenarios y aglutinar a su pueblo en función del Sueño Chino. Sin dudas, la experiencia del PCCH es una referencia importante para comprender los logros de China en la actualidad.

5.- Reflexiones Finales. En el siglo XIX Federico Engels sostuvo que el «Marxismo no es un dogma sino una guía para la acción.» En Nuestra América Carlos Mariategui sostuvo en el siglo XX que «el socialismo no es ni calco ni copia sino creación heroica.» En este sentido, la innovación teórica del marxismo en el PCCH destaca como un aporte extraordinario frente a los dogmas. En América Latina y el Caribe, una región con 86 millones de personas en pobreza extrema según la CEPAL y donde el flagelo del hambre afecta a más de 93 millones de personas según la FAO, proyectar un modelo propio es una urgencia. Los anacronismos teórico-políticos son un obstáculo para asumir este reto. No construir un proyecto de integración inspirado en las particularidades socio-histórica nuestras, significa perder la actual oportunidad histórica marcada por la emergencia de gobiernos progresistas en la región en un contexto marcado por la crisis de la hegemonía estadounidense y del capitalismo neoliberal. Desde está perspectiva, con independencia de la posición política-ideológica sobre China, es un imperativo su estudio sosegado en función de extraer referencias que sirvan para los que sueñan con un mundo mejor y también de una debate profundo sobre el marxismo en el siglo XXI. Anclarse en los dogmas es no reconocer los cambios que ha experimentado el mundo desde el siglo XX y negar el necesario replanteamiento de la manera de entender y practicar la política que requiere el mundo de hoy. Solamente una alternativa antisistémica podrá salvar a la humanidad frente al capitalismo. Por ahora, las condiciones están dadas para el surgimiento de un mundo pluripolar y multicéntrico. China es un aliado estratégico de esta causa y una referencia obligada por sus logros económico-sociales en un país con una población superior 1.4 mil millones de personas.

 

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